viernes, 1 de noviembre de 2013

A los héroes que ya no hay

Oigo patria tu aflicción
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
desempleo y deflación.
Sobre la vieja canción
de los panes y los peces
nos entonan aún a veces
insultantes variaciones,
y nos dan explicaciones
cargadas de estupideces.

Lloras porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron,
a ti que siempre jodieron
porque no te respetaron,
a ti que ya te timaron
en pasadas elecciones,
a ti, que impartes lecciones
de babosa bonhomía
para olvidar aquel día
en que tuviste cojones.

Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva
allí un desfalco se eleva
pintando tu cobardía.
Desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola
hasta el África que inmola
sus hijos en torpe guerra
no hay un puñado de tierra
sin una estafa española.

Y te indignas como un mono
maldiciendo a los culpables,
¡y les llamas miserables!
pero suavizas el tono
al ver que tanto abandono
es culpa de algún amigo.
Entonces te importa un higo
si España va bien o mal
porque no hay más criminal
que el que discute contigo.


Siempre en lucha desigual
se bate el cobre el ciencia:
donde nunca hubo conciencia
no puede haber libertad.
Asumid esta verdad:
El desprecio a la razón,
al coraje y la ambición
se paga a precio de sangre,
de humillaciones, de hambre,
de dolor y emigración.

Y una vez alguien pensó
que todo esto cambiaría...
Pensó que tal vez un día
alguien tendría el valor
de poner fin al horror
de tanta lucha cainita
sin saber que la maldita
peste de la mansedumbre
es la peor podredumbre
de esta tierra sodomita.

Ya no hay obras ni hay obreros:
todos somos funcionarios,
nos gobiernan los notarios
y legislan los trileros.
Socialistas y peperos
compran tantas voluntades
que de nuestras libertades
sólo queda una silueta:
la de los presos de ETA
celebrando sus crueldades.

¡Guerra! no grita ni dios,
y luchar nos da pereza,
pon, mejor, otra cerveza,
y si puede ser, pon dos.
Hasta el día del adiós
falta el día de hastaluego,
porque la vida es un juego
y el amor una protesta,
porque la decencia apesta
y el esfuerzo importa un huevo.


Da igual estudiar que no,
todo pasa, todo vale,
lo mismo aprueba el que sale
de juerga de garrafón
que el que vive en el salón
de su casa y se desvela.
Al profesor se la pela:
"si este año exijo más
para el próximo quizás
soy yo quien ya no currela".

Y escucho en la calle voces
pidiendo santos derechos,
y nos enseñan los pechos
las feministas feroces.
Con tonterías atroces,
mientras alguien les explota,
insisten en dar la nota
contra la paz o la guerra,
y al suelo la falta tierra
para cubrir tanto idiota

Gigantes y cabezudos
de esta nación carcomida,
sabed que ya no hay salida
para vender más embudos.
Aprestad vuestros escudos
ya que no tenéis espadas
y olvidaos de las cagadas
que escuchasteis tantos años:
Es hora de desengaños,
se acabaron las bobadas.

Odín



La bula

Ya tenemos una bula
que comer carne concede.
Así tuviéramos otra
que mandase que la hubiere


Juan de Iriarte.